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miércoles, 7 de septiembre de 2011

EVOCACIONES MEZQUITANAS-9





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El cesto de mimbre. De cuando en cuando, llegan los cesteros a “Olmeda de la Sierra”. A hacer cestos, claro, y cuévanos para la vendimia. El cesto más socorrido era el cesto con asa para llevar comida y almuerzo a los segadores. A buscar el tajo.
Otras veces, el cesto asciende la costera hacia S. Jorge en auxilio de  de quienes asisten a la trilla en las eras. Con el mismo cesto del bracete, salen los zafraneros de madrugada hacia el corrico de zafrán, a recoger sus flores hermosamente frías y sencillamente coquetas. El espectáculo del campo de zafrán en las mañanas heladoras del mes de noviembre.
El cesto de mimbre y caña que se va llenando de pétalos azul claro. El cesto de mimbre y caña. En estos tiempos desgraciados sin zafrán, el cesto, que ha viajado a la ciudad, a veces, sirve para salir al pinar a coger robellones. A falta de pan, buenas son tortas. ¿Qué hace un cesto de mimbre y caña  en la ciudad de plástico?
Los cesteros hacen cestos, resguardados de la inclemencia, en la antigua fragua. Llegan con los mimbres cortados en las mimbreras que crecen en lugares húmedos. Son hábiles los cesteros porque quien hace un cesto hace 
ciento.

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