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martes, 5 de abril de 2011

ROMANCE TRADICIONAL DE LA MALA SUEGRA

Eulogio Soriano Lázaro

 ROMANCE DE LA CARMELA 

INTRODUCCIÓN:

Romance tradicional, de la mala suegra, recogido oralmente en
Mezquita de Loscos en el año 1968. Lo presentamos en forma dramatizada.
La CARMELA es el nombre que en Mezquita y en otros lugares recibe el romance de la MALA SUEGRA:
--(Carmela)
CARMELA se llama la nuera parturienta que añora la casa materna en el difícil trance. Aquí es Carmela. En otras partes se llamará Silvana, Miraibella, Marbola, Anarbola...
--(Suegra)
Sin embargo, la suegra es solamente mala, puta, tuna... Sin nombre propio en el romance
--(Pedro)
El marido de la preñada, a veces, es Pedro, como en Mezquita. A veces Bueso o Boiso.
--(Narrador)
En cualquier caso, trágica y vieja historia familiar. No entre gente del común, sino entre reyes y condes de Olivares o Pinares. La historia o leyenda tampoco está demasiado alejada de lo que sucede en nuestros días.

--(Carmela)
Sigue existiendo la Carmela-nuera que se lleva a muerte con su suegra.
--(Pedro)
Y un Pedro-hijo dependiente de la autoridad de mamá, un poco calzonazos en detrimento de sus relaciones conyugales.
--(Carmela)
Una Carmela-hija que prefiere una matrona-madre a suegra cuando llegan las contracciones. Esto ha pasado siempre.
 --(Narrador)
Estos versos fueron recogidos en este pueblo, Mezquita de Loscos, en el año 1968. Cantados a la guitarra por Cipriano y Marcelo con el apoyo de Prudencia, Carmen, Victoria... Fue un revivir tantas tradiciones orales a la luz del candil mientras se esbrinaba el zafrán. Unos momentos de gozo personal. Recuerdo aquella Semana de Pascua del 68...
--(Todos)
Aquí tienen el romance de la Carmela o de la Mala Suegra que se oyó durante siglos al pie de la Sierra de Cucalón. Estén atentos.
(Narrador):
La Carmela se pasea
toda la sala adelante
con dolores de parir
que el corazón se le parte.
Se ha asomadito al balcón
y ha visto casa sus padres:
(Carmela):
¡Quién si tuviera la dicha
parir en casa mis padres!
(Narrador):
Y la suegra que esto oyó:
(Suegra):
Coge la ropa Carmela
 vete a casa tus padres.
A la tarde vendrá Pedro,
de cenar yo le daré,
de cenar y ropa limpia,
ropa limpia y que mudar.
(Narrador):
A la tarde viene Pedro.
(Pedro):
La Carmela ¿dónde está?
(Suegra):
A casa sus padres se ha ido,
que me ha tratado muy mal.
Me ha tratado de tuna
y hasta lo último de mal.
(Narrador):
Monta Pedro en su caballo
con su criado delante.
Y al revolver una esquina
se ajunta con la comadre.
(Madre de Carmela):
Buenas tardes tengas Pedro.
Ya tenemos un infante.
Del infante gozaremos,
de la Carmela, Dios sabe.
(Narrador):
Ya ha llegadito Pedro,
ha llegadito a la alcoba.
(Pedro):
Levántate de ahí Carmela.
No nos hagas replicarte.
Levántate de ahí, Carmela,
antes que otra vez lo mande.
(Carmela):
Criadas, las mis criadas,
Criadas, las de mis padres,
la una subirá a vestirme,
la otra subirá a calzarme.
(Narrador):
Las criadas que la visten
gotas de sangre lloraban.
(Pedro):
¿Dónde quieres ir, Carmela,
a las ancas o adelante?
...
(Narrador):
Ya tres horas han andado.
Ninguno los dos hablasen.
(Pedro):
¿Cómo no me hablas, Carmela?
(Carmela):
¿Cómo quieres, conde mío,
cómo quieres ignorante,
si las ancas del caballo,
van chorreadas de sangre?
...
(Pedro):
Di la confesión, Carmela,
que yo se la diré a un fraile,
que detrás de aquella ermita
llevo cuenta de matarte.
...
(Narrador):
Al entrar en la ciudad,
las campanas repicaban,
las campanas de Olivares.
(Campanas):
¿Quién se ha muerto? ¿Quién se ha muerto?
(Todos):
La condesa de Olivares.
(Narrador):
Y ha saltado un ángel bello:
(El niño):
No se ha muerto, no se ha muerto,
que la ha matado mi padre,
por un falso testimonio
que han sabido levantarle.
Mi madre en el cielo está,
Los ángeles la acompañen
y la abuela que yo tengo



reviente por los ijares.

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