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jueves, 7 de abril de 2011

LAS SEÑAS DEL MARIDO

LAS SEÑAS DEL MARIDO
Otro romance, de larga tradición, del cual tenemos versiones publicadas en el S.XVI por Timoneda, en el XIX por Wolf, Durán y Ribera, es el de Las señas del marido. La versión de Mezquita con la que tiene más semejanza es con la limeña que Menéndez Pidal recogió en su viaje por Hispanoamérica en 1903. En la de Lima se habla del "rico pelo aragonñés" de la dama. En la de Mezquita se califica al marido como "un buen hombre aragonés":


Estaba la coronela
en la puerta del cuatel
enperando que saliera
el teniente coronel.
Sale el coronel, le dice:
-Coronela, ¿qué hace usted?
-Esperando a mi marido
que no lo he visto hace un mes.
-Si usted no me da las señas,
yo no lo conoceré.
-Mi marido es un buen mozo,
un buen hombre aragonés.
-Ese hombre que usted dice
lo mataron hace un mes.
Lo mataron en la Francia,
en la puerta del cuartel.
Mataron a ocho mayores,
capitanes treinta y tres,
y en el testamento dice 
que me case con usted.
-Eso sí que no lo hago,
ni lo he hecho ni lo haré.
Siete años me he esperado
y siete me esperaré.
Si a los catorce no viene,
a monja me meteré
y un hijo que me ha quedado
al convento llevaré.
Y si no quiere ser fraile,
que vaya a servir al rey,
que en donde ha muerto su padre
también puede morir él.

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