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jueves, 31 de marzo de 2011

DESCRIPCIÓN, ERAS GEOLÓGICAS, PREHISTORIA

Descripción:
Localidad adscrita al municipio de Loscos. Ya tenía este nombre en 1157.N.O de Teruel, 1018 m. de altitud. Al pie de la Sierra de Cucalón . Unos 17 Km de superficie. Resguardado del cierzo, en la falda de un montículo bajo un hermoso paisaje de eras escalonadas que llegan casi a la cumbre donde el patrón S. Jorge desafía a los vientos y se asoma a la Virgen de Herrera.
En 1940 tenía 427 h.
En 1960, 361 h.
 
En 1991, 79 h.
En la noche de Navidad del 2000, sólo un matrimonio, Sole y Sebastián, quedó en el pueblo celebrando la Noche Buena.
El 1 de abril de 2011, quizá no quede en Mezquita más que Pedro y José, labradores y pastores, y Encarnación, su madre. Salvador, jubilado porque la pensión se alarga un poco más. Felícitas, la última pregonera allá por los años sesenta y, quizá, alguno de sus hijos. Esas personas y el rebaño y las calles y casa vacías. Nada más. 
Recóndito lugar oculto al mundo. Madoz, en su diccionario, equivoca los límites confundiéndolos con los de Mezquita de Jarque.


ERAS GEOLÓGICAS
Fósiles:
Curiosa geología la de este lugar con abundantes yacimientos fósiles de un pasado casi infinito.
Hermosas losas azuladas con restos marinos, sobre todo de braquiópodos spiriféridos (Devónico, unos 300 millones de años), lamelibranquios (unos 65 millones de años). Ambos ejemplares de bivalvos los encontramos sueltos. Aquí, tal vez, se podían pescar berberechos hace millones de años. Casi nada.
PREHISTORIA
Neolítico
Silex, puntas de flecha, raspadores, cuchillos se han encontrado por los campos y caminos.
Un enterramiento calcolítico (¿hace cuatro mil años?), individual, con un collar de cuentas marinas, apareció, cerca de las huertas, al resguardo de una pequeña roca.
Poblados celtibéricos:



Lo que realmente llama la atención son los poblados celtíberos: El Castillo, siempre misterioso, con su muralla, su cueva. Tan alto para avistar el bello paisaje y al enemigo que viniera por el Norte o el Este. El inverosímil El Castellar, porque en la mínima cúpula de un momte cónico se adivina un poblado porque abunda la cerámica. La Coronilla... Cerquita del pueblo y junto al cementerio, donde se adivina, con toda seguridad, otro asentamiento
 celtíbero.
Abunda el material cerámico, molinos de mano... ¿Hasta la conquista de los romanos con la que todo se vino abajo?

martes, 29 de marzo de 2011

MEZQUITA DE LOSCOS (inicio)

Eulogio Soriano Lázaro
MEZQUITA DE LOSCOS


Mezquita de Loscos es tu pueblo. Que apenas existe en Teruel. Ahí lo tenemos. Visto desde El Castillo. Recostado y al abrigo del cierzo se rinde por el sur a los pies del Pilero. Riachuelo y aldea que ya están presentes en 1157 en carta de donación concedida a Monforte: "...et regail qui descendit ante Mesquitam versus meridiem". “… y el riachuelo que desciende ante Mezquita por el Sur”.  Entre S. Jorge -que se adivina en la cumbre del otero- y las últimas casas, están, ya tantos años ociosas, Las Eras esperando inútilmente la parva y el trillo.
El verdor de los campos en primavera y de las carrascas, al fondo, abrazan en esta ocasión, el paisaje urbano. En primer plano, también carrasca de la mismísima copa de El Castillo, a 1200 m. de altitud, que quiso, con todo derecho, salir en la foto. Los bosques de carrascas y las encinas, casi milenarias, de La Modorra, son un símbolo para que aparezca en el escudo de tu pueblo.
El Castillo, un misterio de moros, un monte de encina y jara. Su cumbre, un inmenso pedregal, reliquia de la muralla que cerraba el poblado ibérico de la cumbre desde donde se avistaba al enemigo y un bellísimo paisaje inmenso.
Estás en uno de los Montes de Mezquita. El Cerro, La Dehesa, Peñatajada, El Castellar, La Modorra son otros sueños de esta Sierra Oriche o Cucalón del Sistema Ibérico.
Y la magnífica fuente de piedra sillar también espera como las Eras. Ya no hay cántaros de Huesa que beban, insaciables, de tu sempiterno caño. Aún tu linfa desborda el aljibe camino del lavadero para hacer la colada. La fuente, murmullo de infinitas confidencias cuando las mozas festejaban con sus cántaros a cuestas y los mozos con sus caballerías que abrevaban también del agua que ofrecía, generosa, la fuente. Al crepúsculo, tras las duras faenas, un momento oportuno para la complicidad, la sonrisa y la mirada, y para enhebrar una o muchas palabras. Depende. Los abrevaderos están pero no hay burro ni mulo que tenga sed. Ni mozo ni moza que festeje en este pueblo, si eso de festejar se lleva en estos tiempos.