Powered By Blogger

sábado, 24 de marzo de 2012

EVOCACIONES MEZQUITANAS-40

La casa
El otro abuelo se llamaba Paulino. Más menudo que el abuelo Perico. Más nervioso. Más vehemente. Con más genio. Contigo, mucho más cercano. Con él vivías en la casa del callejón del barrio del Castillo. Tan escondida. Tan debajo de las eras. Con él, ibas a podar la viña por allá por el Batán y la Yegua Blanca –qué topónimo-. ¿O no fue podar sino remover la tierra alrededor de las cepas? Hacía calor. Eso sí.
El abuelo Paulino era pelaire y tejedor. Cardaba la lana de las ovejas de aquellos pueblos, y en aquel viejo telar, tejía mantas a cuadros.
Se diría que el abuelo Paulino tuvo la idea de que su nieto siguiera por lo textil para que la tradición familiar no se perdiera. Puede ser. Evidentemente, no lo consiguió. En aquella especie de Clavileño quijotesco, te enseñó a emborrar la lana. Allí, emborrar  era dar la primera carda a la lana. Una carda queda fija en aquel extraño caballo de madera. La otra, la manejas tú. Y entre ambas, la lana se afinaba. Ras, ras, ras… Era un niño. Y, a veces, maldita la gana que tenía de cardar lana. “Unos cardan la lana y otros llevan la fama”. Vaya por Dios.
La puerta abierta de la casa
Te tocó dormir con el abuelo Paulino en aquella cama de una escondida alcoba. Y fría. El abuelo Paulino contaba y cantaba romances de la tradición popular. Con ello, más que dormir, conseguía desvelarte. “La Carmela se pasea/ por una sala adelante/ con dolores de parir/ que el corazón se le parte…”. El romance de la mala suegra. Otras veces, el abuelo Paulino susurraba la canción de S. Antonio y los pajaritos. Por los años ochenta, por Navidad, en la Plaza Mayor de Madrid, recibiste un impacto emocional escuchando aquella letra y aquel tono que oyera a mi abuelo. Tremendo. Y se puso de moda la canción.

Cardas
Al abuelo Paulino, lo recuerdo ya viejo, como todo nieto recuerda a su abuelo. Además, el abuelo Paulino tenía el pelo blanco como lana después de cardada.
Cuando murió, su nieto estaba muy lejos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario