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lunes, 12 de septiembre de 2011

EVOCACIONES MEZQUITANAS-12

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La zoqueta

La zoqueta. La metonimia, una parte de un todo  de una agricultura primitiva con milenios de permanencia. Sin cambios de relieve, en Mezquita, dura hasta bien entrados los años cincuenta. Una agricultura de subsistencia, exigente, heroica.

La zoqueta. Compañera necesaria de aquella faena titánica que era la siega canicular. La zoqueta era una protección, generalmente siniestra, de la actividad de la diestra. La diestra corta con la hoz las espigas maduras que son recogidas en manojos por la siniestra, que se convierten en gavillas y las gavillas en fajos. La diestra cortando, la siniestra recogiendo. Parece que siempre ha sido así.

La hoz y la zoqueta
La zoqueta es un guante de madera terminado en punta. Próxima a la tal punta se abre un agujero, tal vez para evitar el agobio y el sudor a los dedos. En la parte opuesta, la ancha, dos agujeritos agarran la cuerda que sujetará la zoqueta a la muñeca. Un rígido guante para defensa de los dedos de la mano izquierda del ataque de la hoz a la mies de espigas maduras y doradas.

Segadores de verdad
La zoqueta que tengo ante mis ojos sobrevivió a mis antepasados. Efímera es la existencia del hombre al que sobrevive la zoqueta. La zoqueta familiar que tengo ante mí contrasta con el ordenador portátil y está llena de rasguños, heridas causadas por la hoz, que en Mezquita de Loscos llamaban faz. Entrañable, esta zoqueta familiar.

Zoquete quizá sea un ingenuo que se expone al peligro mientras recoge las espigas cortadas. Como la zoqueta. Tal vez. ¿Se me entiende? 


Segadores de hoz

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