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miércoles, 9 de marzo de 2011

LA CASA DE EL CASTILLO, LAS ERAS Y S. JORGE

09-03-11
La casa de El Castillo, por el ventano no bien ajustado, mira al norte, al cierzo. Mira a Las Eras y a S. Jorge. Un paisaje, Las Eras, que fascina a Silvano. Aterrazamientos que ascienden hasta S. Jorge. La emoción, que se guarda en el alma: de la trilla y el trillo, del almuerzo y la fritada, de la tajada y la merienda, de la parva, el heno y el grano…
S. Jorge, como casi siempre en sus ermitas, en la cumbre del otero, vigilando la sierra y las llanadas de los campos de cereal que se pintan hacia Loscos con matices diversos de acuerdo al ciclo agrícola y a la estación correspondiente.
S. Jorge, dos sanjorges en la vida de Silvano. Dos ermitas. Una, inquietante, que fue en su amanecer. Otra que es y parece asentada en el sosiego y el olvido. Casi sin parentesco. Distintas.
Mezquita que asciende desde el río hasta Las Eras, se resguarda del frío asentada en el otero. Y ofrece su cara, generosamente, al sol de mediodía.

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